¡Shh! Cómo las escamas de las polillas más grandes las protegen contra la ecolocalización de sus depredadores

Artículo escrito por Lauren Otolski y editado por Andrea Valcarcel, marzo 21, 2024. Artículo traducido por Andrea Valcarcel y editado por Christina Andrea Alvear, abril 15, 2024.

Pie de foto destacado: En este estudio se muestrearon 58 especies de polillas de 8 familias, incluidas éstas cuatro. De arriba a abajo, en el sentido de las agujas del reloj: Selenia tetralunaria, Deilephila porcellus, Cerura vinula y Thyatira batis. (El Selenia tetralunaria y la Thyatira batis son de lastovka, Deilephila porcellus es de mazziep y Cerura vinula es de Nikolai Vladimirov). Todas las fotos tienen licencia CC BY-NC 4.0 y han sido recortadas de los originales).

Referencia científica: Simon, R., Dreissen, A., Leroy, H., Berg, M. P., & Halfwerk, W. (2023). Acoustic camouflage increases with body size and changes with bat echolocation frequency range in a community of nocturnally active Lepidoptera. Journal of Animal Ecology, 92(12), 2363–2372. https://doi.org/10.1111/1365-2656.14016.


Evitar la depredación es muy importante, y los animales han desarrollado una serie de estrategias no sólo para escapar de los depredadores, sino también para no ser detectados. Además de ser rápidos o esconderse bien, los animales disponen de un sinfín de técnicas menos conocidas. Recientemente, los científicos han estudiado cómo las escamas del cuerpo mantienen a las polillas ocultas de la ecolocalización de los murciélagos, y cómo la eficacia de las escamas difiere según se trate de polillas grandes o pequeñas.

Una Forma Diferente de Camuflarse

Muchos animales utilizan el camuflaje para mimetizarse con sus alrededores. Por ejemplo, algunas liebres y comadrejas tienen el pelaje blanco en invierno para adaptarse a la nieve, y algunos pulpos y calamares pueden incluso cambiar de color para adaptarse a su entorno. La coloración marrón de animales como las ardillas, los ciervos y muchas aves les ayuda a esconderse en los bosques o entre la maleza.

Sin embargo, algunos depredadores utilizan principalmente otros sentidos, además de la vista, para cazar. Los murciélagos, por ejemplo, utilizan la ecolocalización: envían impulsos de sonido de alta frecuencia y escuchan los ecos que se producen cuando esos impulsos rebotan en objetos de su entorno. Para ocultarse, sus presas pueden recurrir a otro tipo de camuflaje, el acústico. Por lo general, esto significa “amortiguar” el eco de alguna manera, dificultando que el murciélago averigüe dónde está realmente su esperada presa.

Las polillas están cubiertas de pequeñas escamas en sus alas y cuerpo, que tienen funciones como mantenerlas calientes e impedir que se peguen a sustancias como la seda de araña. Sin embargo, estas escamas también pueden funcionar como un método de camuflaje acústico: absorben las llamadas de ecolocalización de los murciélagos en lugar de reflejarlas, lo que dificulta su localización.

Pie de foto: Las diminutas escamas de las alas y el cuerpo de las polillas pueden servir de camuflaje acústico. (Fuente de la imagen:Luna moth scales2.jpg” por Peter Znamenskiy, con licencia CC BY-SA 3.0 Deed).

Un grupo de científicos de los Países Bajos y Alemania querían saber si las escamas de las polillas más grandes eran más eficaces que las de las polillas más pequeñas a la hora de proporcionar camuflaje acústico. En concreto, se centraron en las escamas del cuerpo, que son similares a pelos, en lugar de las escamas más planas de las alas. Las especies de polillas varían mucho en tamaño, y ser más grande tiene sus ventajas, entre ellas su mayor capacidad de reproducción. Sin embargo, los murciélagos detectan más fácilmente las polillas grandes que las pequeñas, simplemente porque son un blanco más grande para los impulsos de ecolocalización. Además, los murciélagos tienden a dar prioridad a las presas grandes sobre las pequeñas. Por ello, las polillas más grandes pueden compensar este mayor riesgo desarrollando mejores defensas contra los depredadores que las más pequeñas.

Pie de foto: Como las polillas y otros insectos se sienten atraídos por la luz, los entomólogos suelen utilizar “trampas de luz”—una combinación de una luz y una sábana blanca para que los insectos se posen sobre ella—para observarlos y atraparlos. En este estudio se utilizó una luz ultravioleta, que atrae a muchas polillas. (Fuente de la imagen:Fancy Moth Light – Flickr – treegrow.jpg” por Katja Schulz, con licencia CC BY 2.0 Deed).
Imitando y Midiendo Ecos

Los científicos recogieron 111 polillas en distintos lugares de los Países Bajos, que representaban 58 especies de ocho familias. Para medir el eco que producía cada polilla al ser golpeada con una señal de alta frecuencia—diseñada para representar la ecolocalización de un murciélago—instalaron un “cabezal de sonar” que emitía impulsos a una polilla montada y medía el sonido que rebotaba.

Los murciélagos utilizan frecuencias diferentes para sus llamadas de ecolocalización, por lo que los investigadores experimentaron con una gama de frecuencias que oscilaba entre 19 y 144 kHz. (Como referencia, los humanos no suelen oír sonidos superiores a 20 kHz). Repitieron el proceso antes y después de quitar las escamas del cuerpo de cada polilla, para comprobar si el hecho de tener escamas disminuía la cantidad de eco detectado por el cabezal del sonar.

Pie de foto: Para medir el eco de ecolocalización producido por distintas polillas, el equipo de investigación instaló un cabezal de sonar (que emitía sonidos de alta frecuencia y medía el eco resultante) y una unidad en la que se podían montar y girar las polillas. (Fuente de la imagen: Artículo Open Access, Simon et al., con licencia CC BY 4.0 Deed).
¿Cómo Varían las Escamas por Especie?

Los científicos descubrieron que las escamas de casi todas las especies de polillas analizadas absorbían los pulsos de alta frecuencia, lo que indica una menor capacidad de los murciélagos para detectarlas con ecolocalización. En particular, las escamas de las polillas más grandes proporcionaban un mayor camuflaje acústico que las de las polillas más pequeñas. Como ejemplo ilustrativo, se estimó que, si una polilla fuera cinco veces mayor que otra, correría un riesgo de detección un 100% mayor si no tuviera escamas. Sin embargo, debido a las escamas, esta polilla en realidad sólo tiene un 25% más de riesgo de detección. Esto sugiere que, debido al mayor riesgo de depredación al que se enfrentan las polillas más grandes, sus escamas han evolucionado para ser más eficaces a la hora de mantener a la polilla sin ser detectada por ecolocalización.

Estos científicos también descubrieron que las escamas eran más eficaces como camuflaje en determinados rangos de frecuencia. La mejor protección absoluta contra la detección se encontró en el rango medio de frecuencias, lo que tiene sentido porque la mayoría de las especies de murciélagos de la región estudiada utilizan señales de ecolocalización en este rango. Sin embargo, las especies de polillas variaron en cuanto al rango de frecuencias contra el que se camuflaban mejor, probablemente para tener en cuenta la frecuencia utilizada por sus depredadores comunes específicos.

Así pues, a pesar de estar ocultas tanto a la vista como al oído humano, la singular forma de cazar de los murciélagos conduce a nuevas maneras de que las polillas y otros insectos eviten la depredación, y los científicos siguen explorando otros entresijos de cómo las polillas se mantienen ocultas.

Pie de foto: Los murciélagos utilizan distintas frecuencias de sonido para la ecolocalización; por ejemplo, este nóctulo común (Nyctalus noctula) utiliza frecuencias bajas, mientras que la mayoría de los demás murciélagos de su región utilizan frecuencias más altas. Por ello, las polillas pueden evolucionar para protegerse mejor de las frecuencias que utilizan sus depredadores más comunes. (Fuente de la imagen:Photo 241310709, (c) Szymon Bzoma” por Szymon Bzoma, con licencia CC BY-NC 4.0 Deed).
Revisado por:
Share this:

Andrea Valcarcel

Having graduated with a Bachelor of Science degree in Animal Biology from Thompson Rivers University (BC, Canada), I am currently working as the head of an Oceanic Lab in the Dominican Republic while also being an MSc candidate in Ecology and Environmental Sciences. My research so far has been mostly focused on corals and marine mammals and the effects climate change may have in their overall behavior and survival. When not monitoring marine ecosystems, you can find me volunteering with my therapy dog and reading romance and fantasy novels. Twitter: @andreavalcar

Leave a Reply