COVID-19: Los murciélagos no son el problema, sino el mercado de vida silvestre

Artículo escrito por Andrew Barton, abril 16, 2020. Artículo traducido por María Loza Correa, abril 20, 2020.

EXTRACTO: “La necesidad de educación pública sobre los murciélagos es urgente y vital para su conservación, incluidos sus impactos positivos y negativos” (Zhao 2020).

Artículo científico original: Zhao, H. 2020. COVID-19 drives new threat to bats in China. Science 367: 1436. DOI: 10.1126/science.abb3088 and others

Los murciélagos y COVID-19

El mundo está sumido en la lucha para reducir los impactos de COVID-19. Las iniciativas mundiales se enfocan en reducir la transmisión de enfermedades a través del distanciamiento social, las restricciones de viaje, reforzando los sistemas de salud y desarrollando nuevos tratamientos y vacunas. Aunque menos prominentes, pero igualmente importantes a largo plazo, son los esfuerzos para comprender mejor cómo se transmiten el virus y otros patógenos microbianos a los humanos. Los conservacionistas apoyan tales iniciativas, sin embargo, advierten que la identificación de reservorios naturales de enfermedades (es decir, aquellos organismos que alojan virus, bacterias u otros microorganismos que pueden causar una enfermedad contagiosa) podría provocar daños inútiles e indiscriminados a los animales salvajes, particularmente a los murciélagos (Zhao 2020). En un artículo científico de la revista Nature publicado a principios de febrero del 2020, los científicos concluyeron que el ARN del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, era muy similar a un coronavirus encontrado en murciélagos de herradura (Rhinolophus affinis) encontrados no lejos de la provincia de Hubei, donde surgió la enfermedad por primera vez (Andersen et al. 2020).

¿Qué hacen los murciélagos?

Dado el papel de los murciélagos como reservorio natural de virus causantes de enfermedades como el SARS-CoV-2, podríamos preguntarnos qué otras funciones proporcionan los murciélagos en los ecosistemas. De hecho, desempeñan papeles ecológicos extraordinariamente importantes: como depredadores de insectos, presas de vertebrados más grandes, polinizadores de plantas y dispersores de semillas. En una revisión científica sobre la importancia de los murciélagos, Kasso y Balakrishnan (2013) estiman que los murciélagos consumen al menos el 25% de su peso corporal en insectos cada noche, y las hembras en lactancia engullen más que su propio peso. Esto puede sumarse en grupos grandes (Figura 1). Una colonia de 30,000 murciélagos del sudeste (Myotis austroriparius) en Florida, por ejemplo, se calculó que consumía alrededor de 15 toneladas de mosquitos por año.

Figura 1. Una gran colonia de murciélagos. Photo de Ann Froschauer, Servicio de pesca y vida silvestre de los Estados Unidos.

Estos hábitos alimenticios se traducen en beneficios económicos sustanciales para los humanos. Por ejemplo, los murciélagos cola de ratón (Tadarida brasiliensis) viven en enormes colonias reproductoras en Texas y el norte de México, donde se alimentan del gusano del maíz y el gusano del algodón, que son plagas graves de esos cultivos. Se ha calculado que el valor de las actividades predatorias de los murciélagos es de más de $ 700,000 dólares por año solo para la cosecha de algodón en una región de 8 condados del centro-sur de Texas (Cleveland et al. 2006).

Aunque los murciélagos no pueden competir con las aves como polinizadores, se ha documentado que polinizan al menos 528 especies de plantas de 67 familias en todo el mundo. Son el principal polinizador de cactus columnares y agaves en ecosistemas desérticos donde esos dos grupos de especies de plantas constituyen una gran parte de la biomasa vegetal (ver Figura 2 a continuación). También juegan papeles importantes como dispersores de semillas en los bosques tropicales, especialmente para ayudar a iniciar la regeneración del bosque después de una perturbación (Kasso y Balakrishnan 2013).

Figura 2. Los murciélagos proporcionan servicios clave del ecosistema, que incluyen la polinización, la dispersión de semillas y el control de insectos. Foto del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos.
Aclarando los hechos a cerca de COVID-19 y los murciélagos

La enfermedad causa miedo en las personas, lo que puede conducir a acciones que apelan a una sensación de seguridad pero que hacen poco para resolver el problema subyacente, a veces incluso afectando negativamente a los ecosistemas y a las personas por igual.

Los residentes de una ciudad en el norte de Perú se propusieron destruir una población local de murciélagos Myotis después de enterarse de su relación con COVID-19. Los murciélagos se salvaron solo por la rápida reubicación por parte del Servicio Nacional Forestal y de Vida Silvestre del Perú (Gómez Durán 2020). Del mismo modo, algunas personas en la provincia de Hubei promovieron la eliminación de los murciélagos debido a su asociación con el virus (Zhou et al. 2020). Esto fue a pesar del hecho de que los murciélagos de herradura, el presunto reservorio de la enfermedad, generalmente se posan y se alimentan lejos de las viviendas humanas. Los científicos y administradores de vida silvestre en Perú, China y en otras partes del mundo están trabajando duro para educar a las personas sobre los beneficios de los murciélagos y la inutilidad de matarlos en sus hábitats naturales como un método para evitar enfermedades.

El comercio de vida silvestre y una perspectiva de salud

Los conservacionistas y los científicos de enfermedades infecciosas han argumentado con vehemencia que la causa de enfermedades como COVID-19 que saltan de animales salvajes a humanos NO son las poblaciones salvajes en sí mismas. Más bien, es el enorme mercado de esos animales, que se utiliza para alimentos y medicinas tradicionales.

En consecuencia, como se muestra en la Figura 3, la solución para reducir la aparición de tales enfermedades zoonóticas (es decir, enfermedades infecciosas que se transmiten de forma natural de los animales al ser humano, y viceversa) NO es eliminar la vida silvestre, sino eliminar el tráfico de vida silvestre y los mercados de animales vivos (Global Wildlife Conservation 2020Kimbrough 2020).

Un lado potencialmente positivo de la pandemia de COVID-19 puede ser la creación de nuevas leyes que prohíban el comercio de vida silvestre, especialmente en Asia, donde es más común. China ha impuesto una prohibición temporal de los mercados de animales salvajes vivos. La Secretaria Ejecutiva interina del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, Elizabeth Maruma Mrema, ha abogado firmemente por la prohibición permanente a nivel global del comercio de vida silvestre, al igual que otros líderes de la conservación (Wildlife Conservation SocietyGlobal Wildlife Conservation). Mrema señaló que “existen vínculos claros entre la destrucción de la naturaleza y las nuevas enfermedades humanas”.

Figura 3. COVID-19, mercados de vida silvestre y prohibición del comercio de vida silvestre. De Global Wildlife Conservation (Conservación Global de Vida Salvaje) (Greenfield 2020). En el título se lee: ¿De dónde vino el Coronavirus COVID-19? Cómo los mercados de animales salvajes propagaron la enfermedad. En la introducción en letras verdes arriba a la izquierda se lee:La propagación de enfermedades zoonóticas, aquellas donde un patógeno salta de una especie donde habita a otra, es exacerbada por el tráfico de vida silvestre, la destrucción de sus hábitats y el cambio climático. Éstas amenazas llevan a los humanos y a los animales a encontrarse más cerca. El coronavirus es un ejemplo de una cadena de patógenos que llegó del tráfico de animales salvajes, incluyendo al SARS, el ébola, la gripe aviar y otras. | #COVID 19. En el cuadro superior derecho se lee: 1. Tráfico de vida silvestre y caza furtiva. Los animales cazados son enjaulados y llevados a mercados para ser vendidos para medicina tradicional, como alimentos o comercio de mascotas. En el cuadro inferior izquierdo se lee: 2. Reservorios de enfermedades. Animales salvajes que parecen sanos pueden albergar enfermedades que pueden dañar a otros animales, incluyendo al humano. Cuando los animales se introducen en los mercados, pueden propagar enfermedades.En el cuadro inferior derecho se lee: 3. Intercambio de patógenos. Es solo cuando los humanos cazan animales salvajes o destruyen sus casas que estos virus y otros patógenos saltan a otras especies. Debemos combatir el tráfico de animales salvajes y cambiar el consumo peligroso de vida salvaje, especialmente en ciudades. En el último cuadro inferior se lee: Para la propagación. Prohibir los mercados de animales vivos que comercian con animales salvajes. Parar el tráfico ilegal y caza furtiva de animales salvajes. Esto no solo ayuda a prevenir la propagación de enfermedad, también abordará un factor importante de la extinción de especies.

Se ha propuesto una perspectiva aún más amplia sobre la salud humana y ecológica a medida que los humanos continúan alterando los sistemas de la Tierra y surgen nuevas enfermedades humanas. Uno de los enfoques más ambiciosos es One Health Initiative (una iniciativa de salud), que “es un movimiento para forjar colaboraciones co-iguales e integradoras de médicos, médicos osteópatas, veterinarios, dentistas, enfermeras y otras disciplinas relacionadas con el medio ambiente y la salud científica …” (Figura 4).


Figura 4. La tríada de One Health Initiative (una iniciativa de salud) (Thompson 2013). En el diagrama de flechas se lee en azul gente sana, en verde ambientes saludables y en naranja animales sanos.

El objetivo de la iniciativa es “mejorar la vida de todas las especies: humanos y animales” (One Health Initiative 2020). COVID-19 ha revelado que se necesita una mejor gestión de la salud pública y del medio ambiente para avanzar hacia un verdadero enfoque de la salud, y que ese progreso se necesita desesperadamente (Júpiter 2020).

Conclusión

La pandemia de COVID-19 ha puesto al descubierto las relaciones estrechas entre las enfermedades humanas y los sistemas de apoyo ambiental de la Tierra. Esta enfermedad que afecta a la humanidad es solo una de una larga serie de enfermedades que han surgido como resultado de la invasión humana de los bosques y la explotación de las poblaciones de vida silvestre. Restringir legalmente el tráfico de animales salvajes sería un paso importante para romper uno de los caminos hacia estas enfermedades. Una perspectiva más amplia e integral de la iniciativa de una sola salud (One Health Initiative), proporciona un plan para reconocer y actuar sobre las conexiones inextricables entre los sistemas de la Tierra y el bienestar humano.

Referencias

Andersen, K.G., A. Rambaut, W.I. Lipkin, et al. 2020. The proximal origin of SARS-CoV-2. Nature Medicinehttps://doi.org/10.1038/s41591-020-0820-9.

Global Wildlife Conservation. 2020. “Coronaviruses and the human meat market.” https://www.globalwildlife.org/blog/coronaviruses-and-the-human-meat-market/ [Accessed 11 April 2020]

Gómez Durán, T. 2020. En defensa de los murciélagos: resistentes a los virus, pero no a los humanos | Coronavirus. Mongabay, 31 marzo 2020. [Accessed 9 April 2020.]

Greenfield, P. 2020. Ban wildlife markets to avert pandemics, says UN biodiversity chief. The Guardian, 6 March 2020. https://www.theguardian.com/world/2020/apr/06/ban-live-animal-markets-pandemics-un-biodiversity-chief-age-of-extinction [Accessed 11 April 2020]

Jupiter, S. 2020. Better environmental management required for One Health. Medium, 7 April 2020. https://medium.com/@WCS/better-environmental-management-required-for-one-health-ee404467911 [Accessed 11 April 2020]

Kimbrough, L. 2020.  Conservationists set the record straight on COVID-19’s wildlife links. Mongabay, 13 March 2020. [Accessed 11 April 2020]

One Health Initiative.  http://www.onehealthinitiative.com [Accessed 11 April 2020]

Zhao, H. 2020. COVID-19 drives new threat to bats in China. Science 367: 1436. DOI: 10.1126/science.abb3088

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Maria Loza

Maria is passionate about integrating science and policy to contribute to evidence-informed decision making to help providing solutions to social issues in the health sector. She earned a Ph.D. in Genetics and Microbiology (2013) from the Paris Descartes University - Pasteur Institute in Paris, France. She continued as a postdoctoral researcher at Canadian Blood Services (2015-2018) in Ottawa. Her research focused on the study of molecules that help pathogenic bacteria to adapt to environments that represent a health risk. She is a Registered Microbiologist by the Canadian College of Microbiologist. Currently she works at a federal government agency in Canada, providing advice and operational support in the development and delivery of research funding programs to foster discoveries and innovations that positively impact the health sector. Maria enjoys communicating science, watching sunsets from any spot in the world and currently she aspires to become a conservation photographer.

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