Hay Abejas Que Sólo Quieren ver Arder la Pradera
Artículo escrito por Cypress Novick y editado por Lauren Otolski 13 de diciembre 2023. Tranducido por Christina Andrea Alvear y editado por Andrea Valcarcel 17 de marzo 2024.
Fuente primaria: Brokaw, Julia, et al. “El fuego prescrito aumenta el número de nidos de abejas que anidan en el suelo en remanentes de praderas de hierba alta”. Conservación y diversidad de insectos vol. 16, no. 3, 2023, pp. 355-367, https://doi.org/10.1111/icad.12628.
La quema prescrita es un método de mediación de los ecosistemas herbáceos. En el medio oeste de Estados Unidos, las tribus indígenas utilizaron durante miles de años fuegos de combustión lenta y baja intensidad para evitar que las plantas leñosas invadieran el ecosistema de las praderas, manteniendo así las tierras de pastoreo para los herbívoros. Aunque los colonos europeos abandonaron esta práctica, en los últimos años la quema prescrita se ha convertido en una práctica de gestión de tierras ampliamente reconocida. Sin embargo, aunque se conocen bien los efectos de las quemas prescritas sobre la vegetación, se están investigando más sus efectos sobre otros organismos de los ecosistemas en los que se utilizan. Uno de estos estudios, el cual surge de una colaboración entre investigadores de Minnesota y Pensilvania, busca entender cómo los incendios prescritos pueden afectar la población de abejas de las praderas incendiadas un año después de los incendios.
Censo de Abejas de la Pradera
Otros estudios similares ya habían observado que las zonas del ecosistema de praderas en las que se habían aplicado ese año quemas prescritas tenían poblaciones más altas de abejas en comparación con las zonas que no se habían quemado ese año. Además, han descubierto que la mayoría de las especies de abejas de las zonas quemadas son abejas que anidan en el suelo, en contraposición a las que anidan en los tallos, lo que teóricamente tiene sentido dada la falta de plantas leñosas y el acceso a terrenos abiertos y secos para anidar que proporcionan las quemas prescritas. Sin embargo, estos estudios dejan mucho que desear en cuanto a su carácter concluyente. Aunque es posible que se hayan muestreado más abejas en las zonas quemadas en comparación con las no quemadas, nada en estos estudios descarta la posibilidad de que estas abejas hayan anidado en la zona antes de que se aplicara la quema prescrita. Si este fuera el caso, significaría que la diferencia observada en la población no está relacionada con las quemas prescritas. Si este fuera el caso, significaría que la diferencia observada en la población no está relacionada con las quemas prescritas.
Por este motivo, los investigadores de este estudio utilizaron un método novedoso para determinar qué abejas de las muestreadas habían anidado en el año del incendio prescrito. Para cada espécimen, los investigadores puntuaron en función de la especie, el sexo, el desgaste de las alas y el desgaste de la mandíbula. Luego, los observadores independientes debían determinar si el espécimen estaba “desgastado” o “no desgastado” en función de la presencia de alas deshilachadas o mandíbulas desgastadas, que indicarían en ambos casos una nidificación reciente. En el caso de las especies de abejas sociales, se presumió que todos los individuos de la misma especie procedían del mismo nido para evitar inflar el número estimado de nidos. Mientras tanto, para las especies de abejas solitarias, la presencia de un nido se determinó por la presencia de una hembra “desgastada”. Además, los investigadores midieron diversos factores que se sabe afectan a los hábitos de nidificación de las abejas, como la cubierta vegetal, el porcentaje de suelo desnudo y la pendiente, tanto en las zonas quemadas como en las no quemadas.
Zumbidos Resultados
Los investigadores descubrieron que, como era de esperar, las zonas que habían sido quemadas tenían un número estimado de nidos significativamente mayor que las zonas no quemadas. Además, el porcentaje de suelo desnudo era significativamente mayor en las zonas quemadas, a pesar de que tanto las zonas en las que se aplicaron quemas prescritas ese año como las zonas que no se quemaron tenían una cubierta vegetal, un número de flores y un número de especies florales comparables. Esto implica que, como se ha teorizado en estudios anteriores, los incendios prescritos producen condiciones de nidificación más ideales al aumentar el porcentaje de suelo desnudo y disminuir la humedad del suelo.
Aunque este estudio confirma lo que ya se había teorizado, el novedoso método con el que los investigadores han tenido en cuenta una deficiencia que antes se pasaba por alto es un fantástico ejemplo de avance en la ciencia medioambiental. Mientras que los estudios anteriores se limitaban a utilizar la población general de abejas como indicador indirecto de la nidificación, este estudio ha tenido en cuenta las acciones implicadas en la nidificación y ha encontrado indicadores más adecuados. Además, esta investigación sirve como excelente recordatorio de los efectos en cascada que la gestión humana de la tierra puede tener sobre los mismos ecosistemas que nos esforzamos por proteger. Aunque en este caso los efectos fueron beneficiosos, las consecuencias negativas pueden agravarse rápidamente tanto o más como ocurrió en el mismo ecosistema durante la infame y desastrosa Dust Bowl.*
*La sequia “Dust Bowl” de la década de 1930
Revisado por